jueves, febrero 21, 2008

Grandes Despedidas


Los pensamientos y sentimientos, por mucho que nos ofusquemos en pensar lo contrario, en la mayor parte de los casos, son universales, como si nos reencarnáramos una y otra vez en diferentes cuerpos para repetir vivencias. Eso si, cada uno con su aroma y sello personal, porque las retinas son diferentes y las pieles no siempre están predispuestas para lo mismo. Estas palabras robadas me removieron no hace mucho por dentro: la huella digital de los dedos que pulsaron las teclas estaban impregnadas de esa esencia de sangre que bombea del corazón a las sienes y recorren el camino de vuelta, de ese hilo invisible que nos conecta a todos. Parecía saber qué cuerdas tocar para afinar el corazón y el alma, porque estaba riendo y llorando palabras que acompañan durante toda una vida, palabras compartidas, sueños paralelos.

"Conservaba aquel recuerdo del perfume perdido entre las grietas de sus dedos, y el vapor fragante se hundía en cada poro de su piel que antaño le resultaba suave y tersa para convertirse, con el caminar del tiempo, en porosa y encallecida muestra de los avatares descritos en preceptos conservadores.
Nombres ahora desconocidos, miradas llenas de sentido, carcajadas estridentes, callados llantos, frases muertas en los labios, caricias por debajo de la falda, palabras musitadas junto al oído, copas de vino rosado vacías en la estancia, cartas emborronadas sobre papel amarillento, fresca hierba sobre los pies desnudos, cafés humeantes en rincones oscuros, aventuras narradas en tercera persona, fantasmas del deseo y la inexperiencia, sueños del tiempo que ha de venir, esperanzas durmientes junto a un conocido, fantasías ardientes junto a un desconocido, confidencias triviales e intensas, papeles impresos bajo una lámpara, fuentes de galletas con chocolate líquido, reuniones a media noche, los primeros pasos a solas, el primer billete de autobús hacia otro destino, el último amor fallido, las peleas que se resuelven bajo las sábanas, los sonidos de aquella primavera, el suelo enmoquetado de azahar, los versos de Bécquer en el aire, la mirada perdida en el cielo canela, las ambiciones incrédulas e inocentes, las amistades efímeras, la razón de ser diferente, el fin de ser distinto, la sonrisa enrojecida ante un halago, el sueño de la familia en la mente, el ideal de lo predecible, el camino cortado en mitad del trayecto, el mármol rojo oscuro del suelo, las ansiadas horas de soledad, la compañía de quien ha de irse, los álbumes pretéritos en la estantería, el extraño sonido de las palabras escocesas, las aspas azules en cada ejercicio, las escapadas de los domingos a última hora, la vista de la carretera iluminada, las sesiones de cine en casa, la brisa de mayo junto a la piscina cerrada, la imagen fotográfica de lo que terminará, el ancla sobre el suelo que se ha pisado ya, el sonido de una canción olvidada, el roce de aquellos dedos que no están, los círculos de luz entre la persiana, una copa de hielo en la terraza, los torneos de tetrix en la madrugada, la ausencia de obligaciones hasta mañana, la ignorancia de la política, las traiciones intencionadas, la vida social ajetreada, los posters aún pegados en las ventanas, el aparentar ser sobre el ser, los complejos ante el espejo, las puertas siempre abiertas, el valor de la comida pre-cocinada, los monederos vacíos a primeros de mes, los panfletos acumulados en el buzón cerrado, los primeros cigarros mal fumados, arsenales de alimento en una maleta, el miedo al extranjero, las ansias de vivir cuando no se ha podido, la cobardía de los caminos rechazados, el teléfono descolgado por un conocido, el reloj que apenas detiene su ritmo, el caminar que se ralentiza, las huellas del camino que nos ha traído, las plantas frescas que conservamos, las flores perennes que siguen naciendo, el llanto de un niño en el regazo, los detalles que se escapan entre los dedos, la sensación de lo que no se ha hecho, el sonido de un teclado golpeado, los periódicos bajo nuestras manos, la ópera que arranca las postreras lágrimas, los ojos entornados, la calma de la noche entre semana, el ruptura de la intimidad, el mundo de sentimientos que ha huido, el empuje de lo que debe salir, las miradas cómplices y conocidas, la estabilidad tranquila, la libertad permitida, la autonomía ganada, el valor de otra vida, el rostro ante un fuego, los secretos compartidos, el dolor de lo perdido, el rastro de lo vivido, el camino que continúa, las escapadas fugaces y necesarias, la evasión momentánea, las nuevas recetas archivadas, las horas ocupadas, la misma talla, los “te quiero” cada vez más vitales, los abrazos apretados, las llamadas nocturnas, el sosiego del que no espera, la necesidad de más tiempo, el sonido de la lluvia sobre las tejas, el danzar de lo que nos rodea, la tenue luz de una tetería abierta, los adoquines de las ciudades desconocidas, los brazos que nos rodean, la entrega a quien es tuyo, la dedicación a esa vida, las frustraciones de las escasas recompensas, las satisfacciones de los nimios gestos, la sonrisa que más se ama, la lucha interna, el alma que ríe y llora.
"El debate del pasado y del presente en el que apenas entra el futuro, que si antes era borroso ahora tiene límites perfilados con punzón ardiente. Y todo en el interior, lo que es, lo que queremos que sea, y el pie que tiembla el principio de cada camino, el paso que no se marca en el polvo naranja que todo lo invade. Y todo se llena de incertidumbre en mitad de tanta seguridad, y el miedo a caminar, y el sentir de cada paso perdido. Y las ganas que se encierran dentro y sin encontrar la salida que no está indicada, sólo el instinto nos lleva, nos guía, nos domina. Todo es instinto, y deseo. Y la voluntad la mano que cambia el ritmo. La voluntad corta los hilos que nos sostienen sin pensar, y la cobardía la mano de otro que nos mueve. Quizá la libertad es aquella decisión de caminar solos, simplemente eso, no más. Caminar sin red, sin hilos que nos conduzcan, sin mirar, sin escuchar... nuestros sueños, nuestras ganas, nuestras ilusiones son el corazón que palpita dentro y nos dice al oído hacia dónde continuar. La razón indica el peligro. Pero sin volver la mirada, porque nuestra vida acaba donde acaba nuestro cuerpo, y al lado no hay nada, sino otro cuerpo y otra vida."



Hoy el viento ha torcido el paisaje
Los arboles van de lado a lado
De este a oeste
Hoy el viento se lleva los males
Los dejara arriba y abajo
Una historia de un día cualquiera

Son grandes despedidas,
de encuentros por sorpresa.
Miradas de reojo
Buscando el cerrojo que abre tu boca
Que no se equivoca

Hoy el viento saca lo bueno
Lo eleva, lo enseña, lo marca en el cielo
Y lo veo ahí todo clarísimo
Soplará y todo lo cambiara
Será un paraíso bajo mi vestido.

Son grandes despedidas,
de encuentros por sorpresa.
Miradas de reojo
Buscando el cerrojo que abre tu boca
Que no se equivoca

Hoy el viento ha llegado, ha soplado,
Ha arrasado.
¡Ay! El viento que escusa
Tu viento, llegaste y
te fuiste volando…
¡Ay! Que manía te tengo
Cada vez que me soplas,
Mi cuerpo va de lado a lado,
Mi cuerpo va de lado a lado.

Son grandes despedidas
De encuentros por sorpresa
Miradas de reojo
Buscando el cerrojo que abre tu boca
Son ganas de probarlo todo
Te golpea hasta cansarlo
Son ganas de cambiarme
Por otro que hable después
De saber pensar
Te di una oportunidad
Y no me pude parar
Para que
Para que





Rompiendo la rutina
siento el goteo refrescante
de una lluvia de verano
que inunda mi calle cuando yo paso
si piso fuerte no dejo rastro

Siento el peso de un gran viaje
con una mochila a cuestas
día tras día de punta a punta
de no volví que soy turista
no me dejes pensando
se me ocurren tantas cosas
cosas malas, cosas sanas, cosas

Siento que no, que todo no
que voy cruzando el exterior
que no me pille la rutina
que yo me voy, que yo me voy
siento que no, que todo no
que voy buscando algo mejor
que si me escondo no me busques
que yo no estoy.

Siento un latido delirante
cuando llaman a mi puerta
a ver que sorpresas me trae el día
me pongo a tono con aspirina
no me dejes descansando
se me ocurren tantas cosas
cosas malas, cosas sanas, cosas

Siento haberme engañado
con tanta aventura si luego
me sube y me cuesta bajar
que se mueran los tontos
que nunca supieron
dar lo que tienen
por miedo a perderlo.

Pastora "Grandes despedidas"
y "Cosas Malas" a la extraterrestre
y recuerda que la puerta sola no se abre

2 comentarios:

Anónimo dijo...

todavía no he escuchado el disco la suficientes veces, pero creo que la canción de cosas malas es la mejor del disco ;)

Anónimo dijo...

!¿Cuantas veces pasamos de turista por las vidas de gentes que nos abren su corazón y nos lo dan, sin respetarlo siquiera, sin entender lo que nos quisieron, apreciaron y esperaron fueramos de verdad?¡¡¡... Tienes razón, las puertas no se abren solas, hay que llamar en ellas.