domingo, marzo 02, 2008

Mañana de Domingo, Cielo Dorado


Hoy es uno de esos días en los que este tembloroso Sol de Inverno me ha pillado de imprevisto. Ese sol que me gusta disfrutar con los ojos cerrados, sentado en algún banco, escuchando música o pensando en las musarañas. Ese sol que suele traernos los resfriados: por más que nos abriguemos o desabriguemos, nunca se logra dar con la temperatura corporal adecuada. Y el caso es que me temo que lo he pillado (el catarro, digo) y eso que con estos fríos ya no duermo con el culo al aire...A esta edad todo son achaques...
Al mirar esa foto la dulce melancolía ha clavado sus dientes durante unos instantes en este falso domingo. Ha sido un fin de semana muy intenso y aún no ha terminado: trabajo, reencuentros y recuerdos de días ya en sepia, paisajes conocidos como la palma de mi mano que vuelven a reverdecer milagrosamente, el calor constante de la familia, la calidez de unos ojos que se escondían jugueteando tras unas gafas y que decían más que de lo que hablaban...Perdido y acompañado entre árboles centenarios volví a replantearme las cosas realmente importantes de la vida: quien era y quien soy y si voy por el camino adecuado. Cuando uno descubre que su escala de valores sigue siendo la misma y a pesar de los pesares le siguen queriendo tal cual, en ese preciso instante uno se aventura a pensar, que tal vez, después de todo, no lo esté haciendo tan mal.
Tres almas se me derramaron tranquila y serenamente durantes estos días, primero de manera contenida y después con un torrente de sentimientos que sería capaz de rodear al mundo y darle infinitas vueltas. Ocurre algo en esta edad en la que muchos se sienten desengañados por la vida de adulto, esas promesas que te hacen, esas quimeras que te construyes y que luego se escapan entre los dedos como el agua de un rio, esa ilusión constante que es tan difícil de mantener a lo largo de los años...un desencanto, que en algunos casos, parece generalizado en todos los ámbitos de su existencia. Pero yo sigo manteniendo lo mismo "Cualquier día sobre la tierra, es un buen día". Sigue habiendo motivo, se sigue manteniendo la curiosidad por lo que está por venir y mientras no se pierda la capacidad de amar, hay esperanza. Y hay rojo sándalo en estas venas para dar y regalar.
Y aún queda domingo por delante, tiempo de reencuentros con aroma a azahar y avellana que con toda seguridad, harán sonar este Jungle Gardenia en mi corazón sin posibilidad de remisión. Y no desearía que fuera de otra manera...


Gracias Ángel por ese "balcón" tan mágico

2 comentarios:

Deirdre dijo...

Es cierto, hoy es uno de esos días en los que el tiempo desconcierta, quizás al igual que la vida...Corre una fría brisa que hace plantearnos si salir de casa y sin embargo…este sol casi primaveral nos insta a disfrutar de su calidez, a bañarnos en su tenues rayos y nos devuelve la alegría, la esperanza de que, aunque a veces nos resulte arduo, aún existen tantas pequeñas cosas que merecen la pena…Tienes razón, la vida es el flujo de ilusiones y planes que nos planteamos de niños y que, algunas de las cuales hemos cumplido y otras se han quedado en el camino. Pero me alegra escucharte decir: “aún queda mucho por hacer”. Tú, siempre pronunciando las justas palabras en el momento preciso… Hacen que conserve la fe y que incluso piense no es tan “malo” ser idealista pero sobre todo porque aún así, ambos conservamos los pies en la tierra…No creo que lo estés haciendo tan mal…Por el contrario, nadie es perfecto, lo realmente importante es que como tú dices, a pesar de todo, tu escala sigue siendo la misma…Sabemos que hay personas que no lo aceptan y que incluso, no paran de cambiar su escala de valores o más aún no tienen clara cuál es su escala de valores o peor aún no la tienen…Pero bueno, nosotros no vamos a solucionar el mundo, como tú dices “O que for, há-de ser” . A veces es bueno recordar el pasado, para darnos cuenta de que todo no ha sido malo y para impulsarnos a vivir el presente, motivarnos en nuestro futuro, y también para valorar lo que tenemos. Por cierto, la canción es preciosa, como ya hemos comentado es una de esas pequeñas cosas que casi nadie conoce pero que transmite tanto…Una frasecilla: “Nunca debe el hombre lamentarse de los tiempos en que vive, pues esto no le servirá de nada. En cambio, en su poder está siempre mejorarlos”. (Thomas Carlyle). Un beso y un abrazo mi “Ángel de la Guarda”. Gracias por enseñarme a relativizar tantas cosas y transmitirme siempre esa templanza que te caracteriza.Deirdre.

Anónimo dijo...

Es bueno recordar el pasado, sobre todo cuando uno sabe que en él tiene su manera de vivir el mundo, de ser, de presentarse ante las personas que forman parte de la vida de uno mismo; recordar las cosas es descubrirse haciendolas o encontrando las equivocaciones que hizo, quizas tambien para rectificar, siempre se puede, aunque haya templanza, en ocasiones la templanza no es tan buena, hay que demostrar el cariño y decirlo, como el sol de invierno que calienta, poquito, pero calienta.