sábado, julio 29, 2006

Luz que nunca se extingue


Te equivocas, sin duda. Alguna vez alcanzan

tus manos el milagro;

en medio de los días indistintos,

tu indigencia, de pronto, toca un fulgor que vale

más que el oro más puro:

con plenitud respira tu pecho el raro don

de la felicidad. Y bien quisieras

que nunca se apagara la intensidad que vives.

Después, cuando parece que todo se ha cumplido,

te entregas, cabizbajo, a la añoranza

del breve resplandor maravilloso

que hizo hermosa tu vida y sortilegio el mundo.

Tu error está en creer que la luz se termina.

Al cabo de los años he llegado a saber

que en la naturaleza del milagro

se funden lo fugaz y lo perenne.

Tras su apariencia efímera,

El relámpago sigue viviendo en quien lo vio.

Porque su luz transforma y ya no eres

el hombre aquel que fuiste antes de que en tus ojos,

de que en el fondo oscuro de tu ser fulgurase.

No, la luz no se acaba, si de verdad fue tuya.

Jamás se extingue. Está ocurriendo siempre.

Mira dentro de ti,

con esperanza, sin melancolía.

No conoce la muerte la luz del corazón.

Contigo vivirá mientras tú seas:

No en el recuerdo, sino en tu presente,

en el día continuo del sueño de tu vida.

Eloy Sanchez Rosillo

5 comentarios:

Quique dijo...

He visto la luz.

Iohannes dijo...

...pero hay que tomar conciencia de esa luz, ¿de qué me sirve el recuerdo de algo que ni cuando se despidió nada aportó a mi vida, sino días claros que alternan con otros en blanco y negro?


Iohannes Dei

Haykus-el hombre solo dijo...

La luz nunca es nadie, la luz es algo; es el oriente, es nuestro norte en la inmensidad del océano vital donde navegamos sumergidos... Esa luz es el faro que nos envía un único mensaje, constante, con ritmo marcado y fijo, persistente... Comunicación.
Ese mensaje es el eterno cabo al que sujetarnos cuando la tormenta inesperada nos hace perder el rumbo, nos encontramos con otros barcos, buques, balsas... y esas nos hacen cambiar de rumbo, la fuerza de las olas que levanten nos pueden hacer zozobrar, pero el faro, la luz que nunca se extingue nos indica por donde avanzar, hacia donde mirar... COMUNICACIÓN. La desesperanza por el perdido solo nos hará reconocer eso, lo perdido; nos impedirá dar la bienvenida a lo que está por llegar, nuestra actitud, quizas, deba ser de espera, serena espera, mirando la luz.

Quique dijo...

¿Aquí tomáis drogas?

:O

Evanggelos dijo...

Duras y porno salvaje también ;-)