viernes, julio 14, 2006

Desorientación ¿dónde estás?

Anoche estuve hablando con una amiga hasta las tantas sobre las diferentes percepciones y definiciones que cada uno ponemos a la palabra amor. ¿Qué es lo que buscamos? (si es que realmente estamos buscando algo o más bien nos encuentran o nos encontramos) ¿Han cambiado ya todos los antigüos clichés y esquemas? ¿Se sigue ligando hoy de la misma manera que ayer? ¿Qué coño es lo que realmente queremos? ¿Qué es lo que hace que salte la chispa en cada uno de nosotros?. Hace poco me topé con este texto que creo describe lo que bajo mi punto de vista debería ser (y rara vez es)

No permitamos que haya impedimentos

a la unión sincera

el amor no es amor

si varía cuando encuentra alteración

o si se inclina con el variante que cambia.

Es la base ciega que contempla tempestades

y nunca se agita,

es la estrella de cada ladrido errante,

cuyo valor es desconocido,

aunque su altura se conozca.

El amor no es un juguete del tiempo

como las mejillas rosadas,

nunca envejece;

el amor no se altera por unas

breves horas o semanas sino que

permanece hasta el filo de la desgracia.

Si esto es un error

si estoy equivocado,

no existe la poesía

y ningún hombre ha amado jamás.

1 comentario:

Iohannes dijo...

Indudablemente todos buscamos algo, pero pienso que el verbo está equivocado, más bien sería "esperamos", y no es menos cierto que uno debe estar en disposición, es decir, hay que sentirlo, ser consciente de que queremos que sea así. Una cosa distinta, que causamos por nuestra impaciencia, es forzar: sin darnos cuenta queremos que a los dos días de enterrar la semilla muera y germine una planta, un árbol. También está el hecho de que la vida a cada cuál nos pone a prueba. Hablo por experiencia, yo que fui impaciente, que forcé las cosas, que buscaba -y esta vez es así, es decir, no hay que entender "esperaba", sino que actuaba el mero deseo (así me fue).
Ahora funciono con una aptitud más "pasiva", y si encuentro, eso que me llevo. Otra cosa distinta es lo que me gustaría, pero eso puede dar lugar a una conversación o historia que merece ser contada en otra ocasión.
Iohannes Dei