miércoles, abril 11, 2007

Las líneas de la mano


No se si será por el cambio climático como me han comentado esta mañana o por la alineación de las constelaciones pero el caso es que tengo la sensación de que el mundo está más revuelto de lo normal, más agresivo, más violento. Las esperas se convierten en desesperaciones, las estufas que antes nos regalaban calor, ahora se han convertido en máquinas de hacer cubitos de hielo...a este paso no va a poder uno ni confiar en la sempiterna mesa de camilla con sus faldillas y su brasero por temor a meter los pinrreles y que una bestia infernal ascienda del Hades y te los arranque de cuajo. Nada parece estar en su sitio y es que o el mundo se está tambaleando, o yo estoy más susceptible de lo normal y eso que no soy consciente de estar con la "regla".
Una palabra que se dice (o no) en el momento y lugar adecuados, olvidarnos del simple gesto de acariciar una mejilla o devolver una sonrisa, una llamada de teléfono que esperas y nunca llega...Nos devanamos los sesos en intentar descifrar todo lo que nos ocurre en la vida y el porqué de los actos de quienes nos rodean.
Según algunos, todo está escrito desde que nacemos en la palma de nuestras manos, aunque precisamente está en ellas mismas cambiar el rumbo de nuestro barco, decidir nuestra ruta y destino y discernir sabiamente cuando a uno lo toman por polizón, para amablemente y de manera irremediable, tomar tierra firme intentando recuperar el aliento en alguna playa calma.
Cuando a uno se le derrumban sus muros y está a punto de morir enterrado entre los escombros propios, cuando las propias certezas son cada vez menos ciertas, sólo queda salir corriendo y abandonarse al susurro del propio latido, para intentar recobrar el calor perdido, escaparse "a las aguas y la naturaleza, cogido de la mano de un hada, pues el mundo está más lleno de llanto de lo que puedas comprender".

Where dips the rocky highland
Of Sleuth Wood in the lake
There lies a leafy island
Where flapping herons wake
The drowsy water-rats
There we've hid our faery vats
Full of berries
And of reddest stolen cherries

Come away, O human child
To the waters and the wild
With a faery, hand in hand
For the world's more full of weeping
Than you can understand.

Where the wave of moonlight glosses
The dim grey sands with light
By far off furthest Rosses
We foot it all the night
Weaving olden dances
Mingling hands and mingling glances
Till the moon has taken flight
To and fro we leap
And chase the frothy bubbles
Whilst the world is full of troubles
And is anxious in its sleep.

Where the wandering water gushes
From the hills above Glen-Car
In pools among the rushes
That scarce could bathe a star
We seek for slumbering trout
And whispering in their ears
Give them unquiet dreams
Leaning softly out
From ferns that drop their tears
Over the young streams

Away with us he's going
The solemn-eyed
He'll hear no more the lowing
Of the calves on the warm hillside
Or the kettle on the hob
Sing peace into his breast
Or see the brown mice bob
Round and round the oatmeal chest.

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Donde se zambullen las rocosas tierras altas
en el lago del bosque misterioso
hay una isla frondosa
en la que las garzas despiertan con su aleteo
a las somnolientas ratas de agua
Allí hemos escondido nuestras cubas mágicas
llenas de bayas
y de las más rojas cerezas robadas

Escápate y ven, niño humano,
a las aguas y la naturaleza
cogido de la mano de un hada,
pues el mundo está más lleno de llanto
de lo que puedes comprender

Donde la ola del claro de la luna cubre
de luz las oscuras arenas grises,
junto a recónditas cortezas de los árboles
caminamos toda la noche
tejiendo antiguas danzas
entremezclando nuestras manos y nuestras miradas
hasta que la luna emprende la huida,
brincamos de acá para allá
persiguiendo las espumosas burbujas
mientras el mundo se encuentra agobiado de problemas
y duerme con ansiedad.

Donde brota el agua vagabunda
de los montes por encima de la cañada
en charcas escondidas entre juncos
en las que apenas podría bañarse una estrella
buscamos truchas dormidas
y susurrándoles al oído
les producimos sueños inquietos
inclinándonos suavemente desde
helechos que dejan caer sus lágrimas
sobre jóvenes arroyos

Se viene con nosotros
él, que tiene la mirada solemne.
Ya no oirá más el mugir
de los terneros en la tibia ladera
ni la caldera de la chimenea
le infundirá la paz con su canto
ni verá a los ratones pardos agitarse
dando vueltas el arcón del pan de avena.

William Butler Yeats "The Stolen Child" (El niño Robado)